
Veracruz, además de su riqueza cultural y biodiversidad, es hogar de imponentes volcanes que han marcado tanto el paisaje como la historia de la región. Entre los más destacados se encuentra el Pico de Orizaba o Citlaltépetl, el volcán más alto de México y el tercero de América del Norte, con 5,636 metros sobre el nivel del mar. Este coloso ha sido venerado desde tiempos prehispánicos y es parte esencial de la cosmovisión náhuatl.
Otro volcán emblemático es el Cofre de Perote, también conocido como Nauhcampatépetl. Su nombre significa “el cerro de las cuatro esquinas” y está relacionado con antiguos mitos indígenas. Aunque actualmente está inactivo, su formación geológica y su ubicación estratégica lo convirtieron en punto de referencia para los pueblos originarios y, posteriormente, para los colonizadores.
No menos importante es el volcán San Martín Tuxtla, ubicado en la región de Los Tuxtlas. Este volcán ha tenido actividad eruptiva en épocas históricas, siendo la más reciente en 1793. Su cráter alberga una laguna y su entorno está cubierto por una densa selva tropical, lo que lo hace un atractivo natural para el ecoturismo y la investigación científica.
Estos volcanes no solo son parte del entorno natural de Veracruz, sino también guardianes de leyendas, relatos y tradiciones que han sobrevivido al paso del tiempo. Conocer su historia es también entender un poco más de la identidad de este estado lleno de contrastes y maravillas geológicas.
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