Gastronomía

El piedrazo oaxaqueño: el antojito que combina sabor, historia y tradición

Esta botana típica de Oaxaca ha conquistado paladares con su mezcla explosiva de vinagre, chile y verduras; una parada obligada para los amantes del buen comer.

En el vasto repertorio gastronómico de Oaxaca, uno de los antojitos más singulares y representativos es el “piedrazo”. Este platillo callejero, que ha sido parte del paisaje urbano oaxaqueño por generaciones, se distingue por su sencillez y potencia de sabor, que lo convierten en un imperdible para turistas y locales.

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El piedrazo toma su nombre de las piezas de pan duro—conocidas localmente como piedrazos por su firmeza—que son previamente remojadas en una vinagreta casera. A esta base se le añade chile de agua, cebolla, zanahoria, papas y hasta cueritos, todo bañado en vinagre y, para los más valientes, con un toque extra de picante.

Esta botana se puede encontrar en mercados tradicionales, ferias y puestos callejeros del Centro Histórico de Oaxaca. Su preparación, aunque simple, refleja la creatividad oaxaqueña y su amor por los sabores intensos. Además, es una muestra del aprovechamiento de ingredientes y la herencia cultural en cada bocado.

El piedrazo no solo ofrece una experiencia gastronómica, sino también una inmersión en la vida cotidiana oaxaqueña. Degustarlo es participar en una costumbre viva, heredada por generaciones, que sigue latiendo en las calles del estado.

Quienes visitan Oaxaca y buscan explorar su cocina más auténtica no pueden dejar pasar la oportunidad de probar un piedrazo: un antojo sencillo, pero inolvidable.

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