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El mito del rojo perfecto: cómo el color de la carne engaña a los consumidores

El brillo rojizo de la carne no garantiza frescura ni calidad; expertos explican por qué la grasa es el verdadero indicador de un buen corte.

El color de la carne es uno de los factores que más influye en la decisión de compra, pero su tono rojo brillante responde más a una reacción química que a la frescura real del producto. Carniceros y especialistas advierten que lo que realmente define la calidad está en el marmoleo, la textura y el color de la grasa.

La trampa del rojo “fresco”

Frente al mostrador, la mayoría de los consumidores eligen el filete más rojo y brillante, creyendo que es sinónimo de frescura. Sin embargo, detrás de ese tono atractivo hay un fenómeno químico más que una garantía de calidad.

El carnicero Mariano Sánchez explicó a La Vanguardia que muchos clientes se dejan llevar por el color, cuando en realidad la clave está en la grasa del filete. Y la ciencia le da la razón: ese color rojo vivo es resultado de una simple reacción entre una proteína y el oxígeno del aire.

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La proteína en cuestión es la mioglobina, encargada de almacenar oxígeno en el músculo. Cuando la carne se expone al aire, la mioglobina se transforma en oximioglobina, adquiriendo ese tono cereza que tanto atrae. Pero esta apariencia solo refleja contacto con el oxígeno, no frescura ni mejor sabor. De hecho, una carne envasada al vacío —más oscura, incluso púrpura— puede ser más fresca y conservar mejor sus propiedades.

El verdadero secreto está en la grasa

Más allá del color, la calidad de la carne se mide por su grasa intramuscular, también llamada marmoleo o veteado. Estas pequeñas vetas blancas dentro del músculo son responsables del sabor, la jugosidad y la textura del producto.

Durante la cocción, la grasa se derrite y libera compuestos aromáticos que enriquecen el sabor. Además, ayuda a retener la humedad, haciendo la carne más tierna y jugosa. Según estudios sensoriales, a mayor marmoleo, mayor aceptación del consumidor en sabor y textura.

Cómo elegir un buen corte

Al comprar carne, los expertos recomiendan seguir esta guía:

  • Buscar el marmoleo: las vetas de grasa blanca deben estar finamente distribuidas.
  • Observar el color de la grasa: debe ser blanco nacarado o ligeramente amarillento, nunca gris ni rosado.
  • Evaluar la textura: la carne debe ser firme, con una superficie seca o apenas húmeda. Si se hunde al presionarla, mala señal.
  • No juzgar por el color: un tono oscuro o granate puede indicar maduración o una carne más sabrosa, no deterioro.

El rojo intenso de la carne es, en gran parte, una ilusión visual creada por el oxígeno. La verdadera calidad no se ve a simple vista, sino que se percibe en la grasa, la textura y el equilibrio del corte. En definitiva, comprar carne de calidad no es cuestión de color, sino de conocimiento.

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