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Qué pasa si me como la comida de la ofrenda del Altar de Muertos

El Día de Muertos es una de las tradiciones más queridas y profundas en México, y uno de sus elementos centrales es el altar de muertos, que se erige en honor a los seres queridos fallecidos. Este altar se adorna con flores de cempasúchil, velas, incienso, fotografías, y una variedad de alimentos que solían disfrutar los difuntos en vida.

Sin embargo, existe una creencia popular que dice que comer la comida del altar antes de tiempo trae mala suerte o efectos negativos. ¿De dónde surge esta creencia y qué significa realmente?

En el Día de Muertos, la comida en el altar no es solo un elemento decorativo, sino un símbolo de ofrenda y devoción. Los platillos y bebidas se colocan con la intención de agradar a los difuntos, de modo que estos puedan disfrutar de sus sabores favoritos al “regresar” del más allá. Desde el pan de muerto y tamales hasta frutas y dulces típicos, cada alimento tiene un propósito específico, como nutrir y alegrar a las almas en su visita.

En muchas culturas indígenas, se cree que los muertos reciben la “esencia” de la comida, es decir, absorben su “sustancia espiritual” para revitalizarse antes de regresar a su mundo. Por eso, consumir estos alimentos antes de tiempo se considera una falta de respeto o incluso un acto que rompe con el propósito del altar.

De acuerdo con la tradición popular, quienes prueban los alimentos del altar antes de que termine la celebración podrían enfrentar consecuencias negativas. Esta creencia se fundamenta en la idea de que los vivos están “robando” lo que pertenece a los muertos. En algunas regiones, se dice que esto puede traer enfermedades, accidentes o “mala suerte” a quien se atreva a probar la ofrenda antes de que concluya el Día de Muertos. Para algunos, también existe el temor de que los difuntos se molesten y se “venguen” de la falta de respeto.

Además, esta creencia se usa como una forma de enseñanza cultural para recordar a las generaciones más jóvenes el respeto y la solemnidad con la que se deben tratar las tradiciones. Aunque se desconoce un origen exacto, el mito se ha transmitido de generación en generación como una advertencia.

En el marco del Día de Muertos, el respeto hacia los difuntos es uno de los valores fundamentales. Al dejar la comida intacta hasta que la festividad concluya, las familias muestran respeto por el ritual y por la conexión simbólica entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Esta práctica permite a los familiares sentir que están “atendiendo” a sus seres queridos en el tiempo en el que, según la tradición, las almas regresan para disfrutar de los elementos del altar.

Comer la comida antes de tiempo es, para muchos, una falta de consideración hacia los fallecidos, una transgresión que rompe la armonía de la celebración. Para algunos, también es una cuestión espiritual, pues creen que consumir la ofrenda antes de que los muertos haya “disfrutado” de ella puede provocar una pérdida de protección o energía en el hogar.

Cuando concluye la celebración el 2 de noviembre, se permite a la familia consumir los alimentos del altar. Es común que se realice una “comida en familia” con estos mismos platillos, que ahora son vistos como una forma de comunión con los difuntos. En varias comunidades, se considera que aunque la comida haya perdido parte de su sabor o frescura, es la esencia de los difuntos la que ha tomado lo mejor de ella.

Incluso existe la creencia de que la comida sabe diferente después de permanecer en el altar, una señal de que las almas ya han absorbido su “sustancia”. Esta tradición representa el cierre del ritual y el regreso simbólico de las almas al mundo de los muertos, y para muchos también es un recordatorio del ciclo de vida y muerte.

Hoy en día, aunque el respeto por la comida en el altar persiste, las creencias varían de acuerdo a la región y a las generaciones. Para algunos, el mito de la “mala suerte” al consumir la ofrenda antes de tiempo ha perdido fuerza y se interpreta más como una regla de respeto que como una superstición rígida. Sin embargo, en comunidades indígenas o rurales, esta creencia sigue siendo poderosa y contribuye a preservar el respeto por las costumbres.

En muchos hogares, se utiliza la comida del altar como un medio para enseñar a los niños el significado del Día de Muertos, instruyéndolos sobre la importancia de la tradición y cómo participar respetuosamente en ella. La comida, en este sentido, es un vínculo de conexión entre generaciones, que permite transmitir el valor de honrar la memoria de los ancestros.

La creencia de que comer la comida del altar antes de tiempo puede traer mala suerte no solo es un reflejo de las tradiciones mexicanas, sino también una forma de mantener el respeto y la solemnidad de esta celebración. Aunque los tiempos cambian, el simbolismo del altar y sus elementos persiste como un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, recordándonos el valor de honrar a quienes ya no están.

René Herrera

Con formación en Relaciones Internacionales por la UQROO Campus Chetumal, combino mi interés por los temas globales y virales con la creación de contenido dinámico. Apasionado por la música, las series y el entretenimiento.

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