Hoy no podemos hablar de otra persona que no sea la Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, quien ha hecho hasta lo imposible por la libertad de Venezuela. A personas como ella, que luchan incansablemente, les debemos la más profunda admiración.
María Corina fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2025 “por su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia”. Es fundamental recordar que el país sudamericano vive bajo un yugo dictatorial desde 1999, primero con Hugo Chávez y, desde 2013, con Nicolás Maduro, su actual dictador.
Machado coordina, desde 2012, el partido político “Vente Venezuela” y es una figura central de la Plataforma Unitaria, la coalición opositora contra el régimen de Maduro. En 2024, ante la imposibilidad de postularse directamente a la presidencia, designó a Edmundo González Urrutia como el candidato de la unidad.
Como ya sabemos y no para sorpresa de nadie, el Gobierno de Maduro hizo todo lo posible por reventar unas elecciones que veían perdidas, persiguiendo tanto a María Corina como a Edmundo. Además, expulsó días antes del evento a observadores internacionales, tanto representantes de estados como de organizaciones. Finalmente, Edmundo González acabó ganando las elecciones, ante el desconocimiento de los resultados por parte de Maduro.
La lucha rumbo a la democracia de Venezuela ha sido larga y tortuosa. María Corina ha estado en la oposición desde que entró en la política, pero en el camino la han acompañado líderes como Juan Guaidó, Leopoldo López y Antonio Ledezma, por mencionar a algunos, a quienes el Estado ha perseguido y amedrentado para intentar silenciar sus voces.
Machado iba a ser premiada en Oslo el pasado 10 de diciembre, pero tuvo que viajar en la clandestinidad desde Venezuela a la capital de Noruega.
Lamentablemente, no pudo llegar a tiempo para la ceremonia debido a la persecución sistemática con toda la fuerza del Estado venezolano. Adicionalmente, el asedio internacional a Venezuela complica muchísimo más las cosas para la disidencia. Su hija recogió el premio en su lugar.
A su llegada a Oslo, una multitud de venezolanos la recibió entre lágrimas y vítores. Dentro del hotel donde se hospedaba, se reunió con varios congresistas de Estados Unidos y Europa, así como con jefes de Estado y de la Unión Europea. María Corina no solo recibió el Nobel de la Paz, sino que este premio le otorga un escudo internacional contra el Gobierno de Maduro, pues todos saben que un Nobel de la Paz es, en ciertos niveles, intocable.
La lucha en contra del Estado es dura y tortuosa, por decir lo menos, pero tenemos que admirar a las personas que lo hacen día con día, que sacrifican todo por el bien de su país. Desde esta columna, no se puede hacer más que admirar a quienes luchan por el bien de su nación sin importar los sacrificios que deban hacer.
María Corina, ganadora del Premio Nobel de la Paz y opositora al régimen de Venezuela, nos ponemos de pie para reconocerte como una mujer que le está haciendo frente a un despiadado dictador.
