Opinión

Incapacidad moral

AGUAS INTERNACIONALES - José Miguel Martínez

“Me voy tranquila y me voy en paz” fueron las palabras de la presidenta Dina Boluarte después de que el Congreso la destituyera por vacancia bajo la justificación de incapacidad moral. La presidencia de Boluarte se vio marcada por escándalos de corrupción y poca capacidad para mantener la seguridad en la capital. No es la primera vez que ocurre esto en el Perú; de hecho, siete personas han ocupado la presidencia desde el 2016.

En concreto Boluarte enfrentó cuatro propuestas de vacancia por los siguientes motivos: presuntos delitos de corrupción, crisis de inseguridad ciudadana, omisión de liderazgo frente al crimen organizado y, abandono de funciones y falta de transparencia. Las cuatro fueron aprobadas casi por unanimidad y, aunque fue citada a declarar a las 23:30 horas, no asistió, por lo que el Congreso por unanimidad la separó del cargo.

Desde el 2016 Perú ha vivido una crisis política que parece interminable, pues ha habido nueve presidentes en menos de 10 años, tanto destituidos como que han renunciado. Pero el que más llama la atención es el de Pedro Castillo a finales del 2022, intentó hacer un autogolpe de Estado. El expresidente llamó a disolver el Congreso horas antes de que este intentara destruirlo; rápidamente se quedó sin apoyo debido a que sus ministros empezaron a renunciar, la Suprema Corte desconoció la decisión de Pedro Castillo. Horas después fue arrestado.

Como pueden ver, el sistema político peruano está totalmente fragmentado, el Congreso tiene mucho poder y los partidos de oposición rápidamente generan el panorama para destituciones. Las instituciones también se ven arrastradas por estas crisis políticas perdiendo fuerza y enfrentan una fuerte inestabilidad.

El problema más grave es que la figura “vacancia por incapacidad moral” es sumamente ambigua, debido a que puede incluir desde enfermedad, muerte o literalmente incapacidad moral, con esa ambigüedad el Congreso ha logrado destituir a nueve presidentes.

Este proceso es sumamente sencillo debido a que solo veintiséis de los ciento treinta puede pedirla, con el cuarenta por ciento la moción continua y con dos terceras partes, es decir, ochenta y seis congresistas se hacen efectiva y se destituye al presidente.

En Perú no es complicado separar a un presidente de su cargo debido a que la votación del Congreso no tiene que ser ratificada por otros poderes. Por lo que es un proceso relativamente rápido, el de Baluarte fue en menos de 24 horas.

Aunque parezca una buena idea tener un proceso así en otros países donde la corrupción y la impunidad están a pedir de boca, donde los mismos congresistas tapan las incapacidades morales de los mandatarios y encubren actos de corrupción. Puede tener grandes consecuencias debido a que genera un gran problema, si el presidente electo y el Congreso no son del mismo partido pueden tirarlo de manera relativamente sencilla.

Perú es un gran ejemplo de que el presidente no es intocable, pero también es una advertencia que los abusos de poder no solo vienen del Ejecutivo; pueden venir del legislativo que opera al país a su antojo y conveniencia. Insisto en que la vacancia por incapacidad moral tiene que ser aplicada en otros países, pero debe tener más control, no puede ser capricho de unos cuantos quitar y poner presidentes, solo por no estar en el mismo equipo.

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