
Mongolia se ha convertido en un destino turístico fascinante por sus paisajes infinitos, su cultura ancestral y la hospitalidad de sus comunidades nómadas, que aún preservan tradiciones milenarias.
Un viaje al corazón de Asia Central
Mongolia, ubicada entre Rusia y China, destaca por sus paisajes extremos: montañas, lagos cristalinos, valles interminables y el famoso desierto del Gobi. Su capital, Ulán Bator, es el punto de partida para las expediciones hacia las regiones rurales donde se concentra la mayor parte de los atractivos turísticos.
Los nómadas de Mongolia: guardianes de una tradición milenaria

Uno de los aspectos más fascinantes de Mongolia es la cultura nómada, que aún practican alrededor de un tercio de la población. Estas familias se trasladan varias veces al año en busca de pastos frescos para sus rebaños de caballos, camellos, cabras y yaks.
Los turistas que visitan Mongolia pueden alojarse en gers, tradicionales viviendas circulares de fieltro, y participar en actividades cotidianas como ordeñar animales, preparar lácteos artesanales o montar a caballo. Esta experiencia ofrece una mirada única a un estilo de vida en armonía con la naturaleza.
Atractivos turísticos imperdibles
- Desierto del Gobi: famoso por sus dunas cantoras y fósiles de dinosaurios.
- Lago Khövsgöl: conocido como el “hermano menor del Baikal”, con aguas cristalinas ideales para senderismo y paseos en bote.
- Festival Naadam: celebrado en julio, reúne competencias tradicionales de lucha, tiro con arco y carreras de caballos.
- Parque Nacional Terelj: cercano a la capital, con paisajes montañosos y la posibilidad de convivir con familias nómadas.

Una experiencia auténtica
El turismo en Mongolia no solo se centra en los paisajes, sino también en la conexión con su gente. Convivir con los nómadas permite entender cómo sobreviven en condiciones extremas y cómo sus tradiciones continúan transmitiéndose de generación en generación.