
Según la mitología Azteca y sus orígenes, la vida como la conocemos ha pasado por procesos de creación y destrucción, estos procesos se han suscitado por los “Soles” correspondientes a cada era, en total según lo relata la mitología Azteca, la existencia ha pasado por 4 “Soles”, siendo el Quinto Sol el Astro actual que alumbra nuestro entorno.
Cada uno de los “Soles” anteriores se crearon para brindar existencia a la humanidad, según los relatos, la creación de un “Sol” se realiza por medio del sacrificio de un dios ante el fuego eterno o celestial, encendido por Huhuetéotl, el antiguo dios del fuego, lo cual hace que del sacrificio del dios en las llamas del fuego, emerja el sol, y con ello inicie la creación de la vida y la humanidad, hasta el final del tiempo de cada astro el cual, al apagarse, también apaga la vida que creo consigo.
El humilde nuevo sol
Así fue que según la leyenda, al apagarse el ultimo Sol (el cuarto Sol) conocido como el Sol de las Cuatro Aguas, el cual formo un gran diluvio que provoco el fin del mundo en donde toda la vida se transformo en peces, marcando el fin de una era, los dioses, con el fin de continuar con la vida y la creación, se reunieron todos alrededor del fuego eterno, llegada la hora un dios se tendría que sacrificarse y convertirse en el nuevo sol.
Entre los dioses reunidos, se encontraba el poderoso y orgulloso dios Tecuciztecatl “Señor de los caracoles” a quien los demás dioses respetaban y admiraban, y de quien se esperaba se convirtiera en el nuevo Sol, sin embargo ante la gran llama de la hoguera, ni siquiera el orgulloso dios se atrevía a saltar en ella.

A la espera de saber quien tendría el coraje necesario de convertirse en el Quinto Sol, de entre los dioses reunidos salto al calor de las llamas de forma repentina un pequeño dios, era el humilde dios Nanahuatzin (“lleno de llagas), los demás dioses no lo podían creer, que el pequeño dios hubiera tenido más coraje que los demás reunidos, ante esto, el orgulloso Tecuciztecatl no podía quedarse atrás, así que avergonzado por su indecisión, salto detrás de Nanahuatzin, esperando convertirse en un segundo Sol, sin embargo la llama de la creación lo castigo convirtiéndolo en el astro de la luna, quien siempre sería el reflejo del Quinto Sol.

Nanahuatzin al unirse al las llamas del fuego, se convirtió en el Quinto Sol, adoptando el nombre de “Tonatiuh“, que sería conocido también como el sol del “Movimiento”.

Según las creencias, el final de “Tonatiuh” y de la vida albergada en el, acabara por el movimientos de la tierra que se convertirán en terremotos y por mounstros que bajaran del cielo.
Un legado de boca en boca
La mitología Azteca, rica y extensa, se compartía primordialmente en relatos y conversaciones habladas, a pesar de llevar extensas tradiciones a causa de sus creencias, la cultura Azteca, posteriormente Mexica, dejo historias y leyendas de creación de vida y entendimiento del universo que hasta le fecha siguen siendo un enigma.