
El nuevo sumo pontífice, es un aficionado al tenis y con ello revive una larga tradición que conecta al Vaticano con este deporte, heredando el legado de papas como Juan Pablo II y Francisco, quienes también mostraron su pasión por las raquetas.
Un Papa con revés y saque
Prevost, de 68 años, jugó tenis durante años en Perú, donde se desempeñó como arzobispo de Chiclayo. En una entrevista con la Orden de San Agustín, confesó:
“Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú, he tenido pocas oportunidades de jugar, pero tengo muchas ganas de volver a la pista”.
Según quienes lo vieron competir, el ahora Papa tenía un buen revés y un espíritu competitivo, aunque su agenda como cardenal le dejaba poco tiempo para practicar.
El Vaticano y el tenis: Una historia de siglos
La relación entre los papas y el tenis se remonta al siglo XVI, cuando el Papa Julio III mandó construir una cancha de pallacorda (antecesor del tenis moderno) en el Patio del Belvedere. Hoy, dentro de los Museos Vaticanos, aún existe una cancha de tenis donde, quizás, León XIV pueda darse algún partido.
Pero el más famoso Papa tenista fue Juan Pablo II, quien en 1982 jugó un partido de dobles en Roma junto al extop 10 Wojtek Fibak y el argentino-peruano Pablo Arraya.
“Era muy competitivo, gritaba ‘¡Pablo, Pablo!’ en polaco. No era un gran jugador, pero se divertía”, recordó Arraya.
Francisco y su visión del tenis como “diálogo”
El Papa Francisco, aunque más vinculado al fútbol, también tuvo encuentros con figuras del tenis, como Juan Martín del Potro (2013). En 2022, durante una audiencia con el Real Club de Tenis de Barcelona, reflexionó:
“El tenis no es solo un combate, sino un diálogo que nos permite superarnos”.
¿Volverá el tenis al Vaticano con León XIV?
Aunque su nuevo rol le deja poco tiempo libre, la afición de León XIV por el tenis abre la posibilidad de que el deporte siga presente en el Vaticano. Mientras el mundo católico se adapta a su liderazgo, los amantes del tenis celebran tener un Papa que, al menos, sabe lo que es un tie-break.