En un mundo fracturado por guerras, crisis climática y tensiones ideológicas, la elección del próximo pontífice podría reconfigurar no solo el rumbo de la Iglesia, sino también su rol en el tablero internacional.
La Santa Sede: Un actor diplomático único
El Vaticano ha sido históricamente un puente en conflictos globales. Desde la mediación de Juan XXIII en la Crisis de los Misiles (1962) hasta los esfuerzos de Francisco por acercar a Cuba y EE.UU. (2014) o su intento de negociación en Ucrania, la Santa Sede combina influencia moral y capacidad de diálogo donde otros fracasan.
“No somos una superpotencia militar, pero nuestra voz llega a donde los ejércitos no pueden“, dijo un alto funcionario vaticano a medios internacionales. Esta singularidad convierte al nuevo Papa en una pieza clave para gobiernos y organismos multilaterales.
Un mundo en crisis define el perfil del próximo pontífice
El cónclave se celebra en un contexto explosivo:
- Guerra en Europa: El conflicto Rusia-Ucrania sigue sin solución.
- Oriente Medio: Tensiones entre Israel y Palestina, con la Iglesia como custodio de comunidades cristianas en riesgo.
- África y Asia: Regiones donde el catolicismo crece, pero bajo persecuciones y competencia con el islam y el ateísmo de Estado (China).
- América Latina: Crisis migratorias y desigualdad, con una base católica cada vez más crítica.
Además, la Iglesia enfrenta sus propias batallas: escándalos de abusos, debates sobre el celibato, el papel de la mujer y la inclusión LGBTQ+.
Los candidatos y lo que representan
Entre los nombres con más fumo bianco (humo blanco) destacan:
- Péter Erdő (Hungría): Conservador, defensor de la Europa cristiana frente a la secularización.
- Matteo Zuppi (Italia): Reformista, cercano al legado de Francisco y abierto al diálogo con progresistas.
- Robert Sarah (Guinea): Tradicionalista, crítico de las aperturas doctrinales.
- Luis Antonio Tagle (Filipinas): Progresista, favorito de Asia y con posturas sociales avanzadas.
- Pietro Parolin (Italia): Moderado, exsecretario de Estado y símbolo de continuidad.
- Fridolin Ambongo (R. D. Congo): Representante del catolicismo africano, conservador en moral pero crítico del colonialismo económico.
Cada uno refleja no solo una teología, sino una región con peso creciente. África y Asia suman el 32% de los electores, lo que podría inclinar la balanza hacia un Papa no europeo.
Las potencias y sus apuestas ocultas
Aunque los Estados no votan, sus intereses pesan:
- China: Nombramiento de obispos sin aval vaticano durante la sede vacante, presionando por mayor autonomía.
- EE.UU. y Europa: Preocupados por un Papa demasiado cercano a Moscú o Pekín.
- América Latina: Busca un pontífice que priorice la justicia social.
El presidente francés, Emmanuel Macron, incluso se reunió con cardenales galos antes del cónclave, generando malestar en Roma.
¿Qué se espera?
Analistas vaticanos señalan que el nuevo Papa deberá equilibrar:
- Diplomacia: Mantener el papel mediador en conflictos.
- Unidad: Evitar una fractura entre conservadores y reformistas.
- Relevancia: Recuperar fieles en Occidente sin perder África y Asia.
Mientras el mundo observa, la Capilla Sixtina guarda silencio. Pero cuando salga el humo blanco, su mensaje resonará mucho más allá de los muros vaticanos.
