
El padre Guilherme Peixoto, un sacerdote portugués de 50 años, ha llamado la atención mundial, ya que no solo celebra misas en su parroquia; si no que también es DJ Techno, fusionando fe y música electrónica para conectar con jóvenes y creyentes.
Con más de 932 mil seguidores en Instagram y presentaciones en festivales internacionales, el “Padre DJ” ha logrado romper estereotipos, demostrando que espiritualidad y cultura de club no son incompatibles.

De capellán militar a estrella del techno
Nacido en Laundos, al norte de Portugal, el padre Guilherme tuvo una infancia marcada por la adversidad: los médicos lo dieron por desahuciado al nacer, pero sobrevivió milagrosamente.
Inspirado por el párroco de su pueblo, ingresó al seminario a los 13 años y se ordenó sacerdote a los 24.
Su vida dio un giro inesperado durante su servicio como capellán militar en Afganistán y Kosovo, donde organizó fiestas para levantar el ánimo de las tropas.
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“Empecé poniendo música en eventos parroquiales para recaudar fondos, pero me enamoré del techno como herramienta de unión“, explicó en entrevistas.
Misas con jeans y sets en Ibiza
Aunque en la iglesia viste su casulla tradicional, debajo lleva jeans y tenis, reflejando su estilo desenfadado. Su música, sin embargo, no es convencional: mezcla beats electrónicos con fragmentos de homilías del Papa Francisco y Juan Pablo II, creando una experiencia espiritual única.

En julio de 2024, su presentación en Coimbra se viralizó al combinar ritmos techno con mensajes papales. Meses después, pisó los escenarios de Hï Ibiza, una de las discotecas más famosas del mundo.
“En la pista de baile todos somos iguales”
El padre Guilherme ha enfrentado críticas por su faceta musical, pero defiende su enfoque:
“La alegría del Evangelio es un mensaje de esperanza, pero también de tolerancia y paz. La música es un lenguaje universal que une, sin importar credos”, afirma.
Su popularidad se disparó tras su participación en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2023, en presencia del mismísimo Papa Francisco, donde su cuenta de Instagram alcanzó el millón de seguidores.

Hoy, sigue usando las redes para compartir su ministerio y sus sets, demostrando que fe y modernidad pueden coexistir.