
Naolinco, un pintoresco pueblo en las montañas de Veracruz, se convierte cada año en el escenario de una de las tradiciones más coloridas y espirituales de la región durante la Semana Santa. Conocido por su devoción religiosa y su creatividad artística, este pueblo celebra la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de una manera única: a través de las impresionantes alfombras de aserrín que adornan las calles.
Cada año, el Jueves Santo, los habitantes de Naolinco se agrupan en familia y comunidad para crear hermosas alfombras de colores vibrantes que cubren las principales calles del pueblo. Las alfombras, hechas a mano con aserrín teñido, pétalos de flores y otros materiales naturales, forman complejos diseños que representan escenas bíblicas, símbolos religiosos y figuras de la cultura popular. Estas obras de arte efímeras son una mezcla de devoción, creatividad y orgullo por las tradiciones locales.
La creación de las alfombras es un proceso que comienza desde la mañana, cuando los residentes se preparan con entusiasmo y dedicación. A medida que avanzan las horas, las calles se llenan de un tapiz colorido que invita a los visitantes a recorrerlas. El viernes santo, las procesiones religiosas desfilan por estas calles adornadas, llevando las imágenes de Cristo y la Virgen María, en un acto solemne que llena de emoción y respeto a todos los presentes.
La Semana Santa en Naolinco es una mezcla de fe, arte y comunidad, que refleja la identidad y el compromiso del pueblo con sus tradiciones. Las alfombras de aserrín son una muestra de la creatividad popular y una forma de rendir homenaje a la espiritualidad que se vive intensamente en cada rincón del municipio.