La historia del molcajete y su uso en la cocina local de Veracruz

El molcajete es uno de los utensilios más antiguos de la cocina mexicana, con raíces que se remontan a las culturas prehispánicas. Hecho de piedra volcánica, su diseño ha permanecido casi intacto a lo largo de los siglos, permitiendo la preparación de salsas, especias y otros ingredientes con una textura y sabor únicos. En Veracruz, este instrumento sigue siendo esencial en la gastronomía local, donde se emplea para moler chiles, jitomates y hierbas, potenciando los sabores de la cocina tradicional.
En la cocina veracruzana, el molcajete es clave en la elaboración de salsas emblemáticas como la macha o la salsa de chipotle, que acompañan platillos como los tamales, mariscos y carnes asadas. Su capacidad para triturar ingredientes sin calentarlos, a diferencia de los procesadores modernos, permite que los sabores se integren de manera más natural, resaltando los matices de cada preparación. Además, en algunos restaurantes y hogares veracruzanos, se sirven guisos directamente en molcajetes calientes, lo que conserva el calor de los alimentos por más tiempo.

Más allá de su función culinaria, el molcajete es un símbolo de identidad y tradición. Su proceso de elaboración sigue siendo artesanal, tallado a mano por expertos canteros que seleccionan cuidadosamente la piedra volcánica. En mercados y tianguis de Veracruz, es común encontrar molcajetes de distintos tamaños y formas, considerados no solo herramientas de cocina, sino también piezas de valor cultural.
A pesar de la modernización en la gastronomía, el molcajete sigue siendo un elemento indispensable en la cocina veracruzana. Su uso representa un vínculo con las raíces prehispánicas de México y una forma de preservar los sabores auténticos de la región. Para muchos cocineros y amantes de la comida, no hay mejor manera de preparar una buena salsa que con el sonido rítmico de la piedra contra la piedra.