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Intentos de desvío de aviones en México; Volaris y otros episodios

La tarde de este domingo, un pasajero del vuelo 3041 de Volaris, que cubría la ruta del Bajío a Tijuana, intentó desviar la aeronave mediante el uso de la fuerza y amenazó a los pasajeros con el objetivo de virar la unidad hacia Estados Unidos. Este caso, que ha conmocionado a usuarios y pasajeros, no es el único que ha acontecido en México. En 1972 y 2009 ocurrieron dos hechos similares de “terrorismo aéreo” que alarmaron a las autoridades.

De acuerdo a Volaris, la tripulación actuó conforme a los lineamientos de seguridad y, por protocolo, el avión fue desviado al aeropuerto de Guadalajara, donde las autoridades competentes detuvieron al hombre.

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La aerolínea detalló que ningún pasajero ni integrante de la tripulación resultó lastimado durante el siniestro. Asimismo, Volaris aseguró que fungirá como parte acusadora para “asegurar que el responsable enfrente todo el peso de la ley, hasta sus últimas consecuencias”.

El secuestro del vuelo 705 en Monterrey en 1972

Durante la década de los setenta y con el objetivo de “derrocar al gobierno burgués para establecer uno de carácter socialista”, Nuevo León fue uno de los estados con mayor participación en las movilizaciones sociales. Uno de los momentos más controversiales en la historia de las guerrillas mexicanas fue el caso del vuelo 705, el cual fue secuestrado en Monterrey.

La mañana del 8 de noviembre de 1972, tres integrantes de la Liga de Comunistas Armados siguiendo los principios del marxismo y liderados por Germán Segovia Escobedo, abordaron el Boeing 727 de la Compañía Mexicana de Aviación; consigo, llevaban cuatro pistolas de calibre 38.

El vuelo estaba conformado por más de 100 pasajeros, incluido el cónsul estadounidense y los hijos del entonces gobernador de Nuevo León, Luis M. Farías, además de empresarios y accionistas. Al poco rato de iniciar el vuelo, los hombres dieron inicio al siniestro: inmovilizaron a las azafatas, amenazaron a los pilotos y anunciaron mediante el micrófono que eran parte de la Liga de Comunistas Armados.

Por órdenes de los criminales, los pilotos del vuelo transmitieron las exigencias del grupo; pedían 4 millones de pesos, armas, municiones y la liberación de presos políticos. La noticia del secuestro aéreo se propagó rápidamente en radio y televisión tras conocer que el destino previsto por estos guerrilleros era Cuba.

Sin embargo, antes de aterrizar en la isla, retornaron al aeropuerto, donde fueron liberados algunos pasajeros y donde les fueron satisfechas sus demandas. A pesar de este cumplimiento, sometieron al cónsul y a los hijos del gobernador como rehenes cuando el avión despegó de nueva cuenta rumbo a Cuba.

Finalmente, aterrizaron en el aeropuerto cubano José Martí. El avión, entonces, partió de regreso a México con el resto de pasajeros, ya sin los miembros de la Liga. Estos personajes, cabe resaltar, jamás fueron extraditados por el gobierno de Fidel Castro.

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El secuestro del vuelo 576 en Ciudad de México en 2009

En el año 2009, tres hombres presuntamente originarios de Bolivia que exigían hablar con el entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, secuestraron el vuelo 576 de Aeroméxico proveniente de Cancún hacia la Ciudad de México. Además, amenazaron con hacerlo explotar si su petición no era atendida.

El vuelo estaba conformado por 104 pasajeros y, tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), fue puesto bajo vigilancia por parte del personal de la Secretaría de Marina Armada de México.

En este atentado, elementos de la Policía Federal acudieron al avión secuestrado, rescataron a la tripulación y detuvieron a los sospechosos. Tras ser sometidos y trasladados los responsables, el secretario de Comunicaciones y Transportes confirmó que no había ningún artefacto explosivo en el interior de la aeronave.

Calderón Hinojosa definió este secuestro de avión como “un momento de prueba para todos”. Por su parte, el entonces secretario de Seguridad, Genaro García Luna, detalló que el presunto secuestrador del vuelo era un hombre llamado José Flores Pereira, quien contaba con antecedentes delictivos y había llegado a México hace 17 años. De acuerdo a García Luna, fue un crimen con motivos de índole religiosa, ya que se desempeñaba como pastor de una iglesia.

Por su parte, la embajada de Bolivia negó que alguno de sus ciudadanos estuviera involucrado en el acontecimiento.

Hernán Villatoro, diputado por el Partido de Trabajo durante 2009, fue uno de los pasajeros secuestrados durante el siniestro ocurrido en el calderonato. De acuerdo a su testimonio, el secuestrador “se encontraba muy afectado de sus facultades mentales”.

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