Francisco Gabilondo Soler, el querido “Cri-Cri”, fue uno de los compositores más importantes para la niñez mexicana. Sus canciones, llenas de ternura y fantasía, conquistaron los corazones de varias generaciones. Sin embargo, su legado estuvo a punto de tomar un rumbo muy diferente cuando Walt Disney se interesó en sus personajes.
Durante la década de los 40, en plena Segunda Guerra Mundial, Disney, con la intención de expandir su imperio y llegar a nuevos mercados, viajó a México. Su objetivo era adquirir los derechos de Cri-Cri y otros personajes populares de la cultura mexicana para adaptarlos a sus producciones. Al conocer a Gabilondo Soler, le hizo una oferta tentadora que incluía una importante suma de dinero y la promesa de llevar su música a un público aún más grande.
No obstante, el compositor mexicano se negó rotundamente a vender sus creaciones. Para Gabilondo Soler, Cri-Cri era mucho más que un simple personaje; era parte de su identidad y de la cultura mexicana. No estaba dispuesto a que su obra fuera modificada o comercializada de una manera que pudiera desvirtuar su esencia. Su respuesta fue clara y contundente: “Cri-Cri es un legado para los niños de México”.
La negativa de Gabilondo Soler no impidió que Disney se inspirara en Cri-Cri. Años más tarde, en la película de Pinocho, apareció Pepe Grillo, un personaje con características muy similares al grillito cantor mexicano. Aunque no era una copia exacta, muchos fans notaron las similitudes y especularon sobre la influencia de Cri-Cri en este nuevo personaje. A pesar de este episodio, la historia de Cri-Cri y Disney nos muestra la importancia de defender la identidad cultural y la valentía de un artista que prefirió mantener su obra fiel a sus raíces.