Caifanes reafirma su legado con un histórico concierto en el Estadio GNP
Caifanes brindó una noche inolvidable en el Estadio GNP, demostrando por qué sigue siendo una de las bandas más queridas del rock mexicano. Con un público de 65,000 personas de distintas generaciones, el grupo ofreció un espectáculo que reafirmó su impacto duradero en el corazón de sus fans.
El concierto comenzó a las 21:20 horas con una sorprendente y solitaria aparición de Saúl Hernández en el escenario, acompañado solo de su guitarra roja y una batería previamente grabada. La interpretación de “Miedo” marcó el inicio de una noche mágica que conectó inmediatamente con la audiencia. La energía se intensificó cuando el resto de la banda, incluyendo a Diego Herrera en el saxofón y Alfonso André en las congas, se unió al espectáculo.
El público participó activamente desde el primer momento, cantando a coro “Viento” mientras una ligera lluvia amenazaba con interrumpir el show. La brisa y la lluvia, sin embargo, se convirtieron en parte del ambiente especial de la noche, casi como si la naturaleza misma se uniera a la celebración.
Durante la interpretación de “Antes de que nos olviden”, un mensaje social se proyectó en las pantallas del estadio: “Cuando todo granadero sepa leer y escribir, México será más grande”, reflejando el compromiso del grupo con temas sociales desde sus inicios.
El emotivo “Para que no digas que no pienso en ti” hizo vibrar las gradas, y Saúl Hernández, junto a Alfonso André, dedicaron un momento especial a la lucha contra los feminicidios. Vivir Quintana se unió a la banda para interpretar “Canción sin miedo”, un momento profundamente resonante para la audiencia, especialmente para las mujeres presentes.
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En la segunda parte del concierto, la banda continuó su set con “Inés”, abordando el tema del suicidio juvenil con un llamado a la empatía y la comprensión social. Las luces de los celulares encendidas durante “Ayer me dijo un ave” crearon una atmósfera mágica, conmoviendo a Saúl Hernández hasta las lágrimas y subrayando la conexión profunda entre la banda y su público.
El concierto se extendió por más de dos horas, desde las 21:20 hasta las 12:15 de la madrugada. La velada incluyó una colaboración especial con Sergio Arau, quien interpretó “Alarma la de Tos” y clásicos de Jaguares y Caifanes. El cierre del concierto llegó con “La negra Tomasa” en una versión extendida que hizo que el público comenzara a abandonar el estadio al ritmo de cumbia, aún con la banda en el escenario.
La noche culminó con el escenario sumido en oscuridad, marcando el final de un concierto que quedará grabado en la memoria de todos los presentes como el espectáculo más grande de la carrera de Caifanes en México.