En el corazón de Veracruz, entre las ondulantes colinas y los ríos que serpentean, yace un santuario de la vida en su máxima expresión. Este no es un panteón convencional, con lápidas y monumentos de mármol, sino un Panteón Ecológico, un lugar donde la historia y la naturaleza descansan en paz en un abrazo eterno.
El Veracruz antiguo, la ciudad vieja, aún conserva entre las paredes de sus viviendas y en el subsuelo a personajes que aún hacen sentir su presencia a los trasnochados, afirmó Miguel Salvador Rodríguez Azueta, presidente de la Fundación de la Crónica de Veracruz (Fundacrover). Por los años 30 del siglo pasado se puso en marcha el cementerio que se conocía como El Canelo, el cual ahora se encuentra en el lugar del actual Parque Ecológico.
Dijo que en el pasado lejano se solía sepultar a las personas en los atrios de las iglesias, como se hacía allá por 1830, afuera de la Iglesia del Cristo, una de las más antiguas de Veracruz. Pero la ciudad no paró de crecer y se requería un panteón adecuado a la demanda de espacios para sepultar a los que morían, para evitar problemas de salubridad.
Por eso, un siglo después se habilitó el panteón El Canelo, que al cabo de los años también se desactivó y se convirtió en el Deportivo Veracruzano. El cementerio se trasladó a la avenida Díaz Mirón, que décadas después también dejó de ser panteón y ahora funciona en la colonia Dos Caminos.
En el Panteón Ecológico de Veracruz, esta transición histórica cobra vida en cada rincón. Los antiguos árboles, con sus ramas alzadas hacia el cielo, parecen contar historias susurradas por el viento, mientras las almas de aquellos tiempos encuentran su descanso eterno bajo la sombra de la naturaleza. El murmullo de los arroyos que atraviesan el lugar es la banda sonora de un teatro natural donde las criaturas aladas y acuáticas son los protagonistas, y donde las leyendas del supuesto personaje sin cabeza aún susurran sus misterios.
Bajo el manto de follaje verde, las tumbas no son de piedra, sino de tierra fecunda. Aquí, los héroes anónimos son los árboles gigantes que han sobrevivido a los embates del tiempo y las tormentas. Las epopeyas que se despliegan son las de las plantas medicinales que han sanado generaciones enteras con su toque curativo.
Los monumentos son las montañas que custodian este reino, y las estrellas que vigilan desde el cielo nocturno. Las historias grabadas en la memoria colectiva no se escriben en lápidas, sino en la fragancia de las flores silvestres y en el canto de las aves que cruzan el cielo.
Ven y sumérgete en este panteón único, donde la vida y la muerte se entrelazan en un ballet eterno, y donde la historia se funde con la naturaleza en un abrazo que trasciende el tiempo. En el Panteón Ecológico de Veracruz, el pasado se convierte en un presente eterno, y cada paso te lleva más cerca de la esencia misma de esta tierra mágica.
