Considerada una de las más bellas del país, la carretera Tuxtla Gutiérrez–Coatzacoalcos se ha ganado un lugar por su ubicación, pues atraviesa, en casi 300 kilómetros, una de las regiones con más biodiversidad del territorio nacional, incluida la Reserva de la Biósfera Selva El Ocote.
Este tramo de la autopista federal 145D abarca una longitud de entre 245 y 249 kilómetros, saliendo de la capital del estado de Chiapas y llegando al puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, en aproximadamente tres horas.
De igual forma, atraviesa los poblados de Terán, El Sabino y Cinco de Mayo, en Chiapas; y las localidades de Nuevo Teapa, San Juan de los Reyes y Llano Verde, en el estado de Veracruz.
Partiendo de Tuxtla Gutiérrez, la carretera bordea la Reserva de la Biósfera Selva El Ocote, declarada área natural en 2006 por la UNESCO. Este sitio, con una extensión de más de mil kilómetros cuadrados, se ubica en el norte del estado y cuenta con un sistema de cuevas, acuíferos y bosques que resguardan más de 2,950 especies de plantas y animales.
Además, es famoso por sus árboles de caoba, chicozapote, palo, baqueta y palma, que alcanzan hasta 40 metros de altura.
Inaugurado en 2003, este puente, edificado sobre la presa Nezahualcóyotl, es uno de los puntos más impresionantes de la autopista, pues ofrece vistas inolvidables del cauce del río Grijalva y de los bosques que lo circundan.
Asimismo, el diseño del puente es interesante por sí mismo, ya que está formado por una estructura metálica de casi dos kilómetros de longitud, 10 metros de ancho y 80 de altura.
Finalmente, más allá del puente, la carretera también atraviesa los ríos La Venta y Encajonado, y es posible admirar caídas de agua entre las rocas que bordean la ruta, para cerrar con broche de oro el trayecto hacia Coatzacoalcos.
