Conoce el Bosque de Agua, el pulmón verde de México
En el centro de México, entre los estados de México, Morelos, Ciudad de México y Puebla, se extiende un tesoro natural poco conocido pero crucial: el Bosque de Agua. Este vasto corredor forestal, también conocido como Gran Bosque de Agua, abarca unas 250,000 hectáreas y conecta 21 áreas naturales protegidas a nivel federal, estatal y municipal.
Ubicado dentro del Eje Neovolcánico Transversal, el Bosque de Agua enlaza las sierras del Chichinautzin, Zempoala, Ajusco y Las Cruces, abarcando las partes altas de cuatro importantes cuencas hidrográficas: Valle de México, Balsas, Lerma-Chapala y Pánuco. Este entorno diverso va desde áreas urbanas y agrícolas hasta extensos bosques templados, formando un mosaico de ecosistemas únicos.
En el Bosque de Agua, los bosques de oyamel, pino de las alturas y encino predominan, cada uno ofreciendo un hábitat único para una amplia variedad de vida silvestre. En Xochimilco, los humedales son hogar de especies acuáticas como el ahuejote y el ombligo de Venus, mientras que en el Parque Nacional Cumbres del Ajusco se encuentran especies como el junípero, abeto y madroño, además de una rica diversidad de hongos y plantas florales.
La fauna del Bosque de Agua es igualmente impresionante, con especies como víboras, ardillas, coyotes, tlacuaches y una variedad de aves, incluyendo el colibrí berilo y el pinzón mexicano. En Xochimilco, especies endémicas como el ajolote y la rana leopardo de Moctezuma destacan por su singularidad y importancia ecológica.
El nombre “Bosque de Agua” no es solo simbólico; representa la importancia crítica de esta región en la provisión de agua. Cerca del 70% del agua utilizada en la Ciudad de México proviene de aquí, junto con la mayoría del agua de Cuernavaca y Toluca. Sin embargo, a pesar de su vitalidad, el Bosque de Agua enfrenta amenazas considerables como la urbanización descontrolada, la tala ilegal, los incendios forestales y la expansión agrícola.
La conservación de este ecosistema no solo es crucial para proteger la biodiversidad y la salud del ambiente, sino también para garantizar la disponibilidad de recursos hídricos esenciales para millones de personas. Es imperativo adoptar medidas efectivas de manejo y conservación, así como promover una gestión sostenible que asegure la preservación del Bosque de Agua para las generaciones futuras.