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Como acto simbólico, cambian nombres de las calles por el de mujeres activistas en Orizaba

En Orizaba, Veracruz, previo al Día Internacional de la Mujer, activistas feministas renombraron, de manera simbólica, calles céntricas de la ciudad con nombres de mujeres que fueron importantes para el activismo en el Estado.

Esta acción se lleva a cabo cada año para visibilizar a aquellas mujeres que han contribuido en la historia y los derechos de las mujeres del estado de Veracruz y el país.

Fue desde las primeras horas de este 8 de marzo que un pequeño grupo de mujeres activistas y feministas salieron a 2 de las principales calles del Pueblo Mágico de Orizaba para realizar esta acción. Fueron dos calles de las principales de la ciudad que fueron renombradas con los nombres de dos mujeres que con su lucha social, contribuyeron en la historia de la ciudad.

Se trata de Digna Ochoa, la abogada defensora de derechos humanos que fue asesinada por su labor, Lucrecia Toriz, Gloria Arenas Agís, esta última aún con vida y en compañía de las activistas feministas y de la colectiva Marea Verde Altas Montañas colocaron, simbólicamente, sus nombres en la ciudad. De acuerdo con Luiz María Reyes Huerta, de la colectiva de Orizaba, esta actividad es para visibilizar a las mujeres que hicieron historia en el municipio.


“En cada una, en su momento histórico, ha contribuido enormemente en la escritura de la historia de esta región y no han sido reconocidas como debieran en la historia. Son dos orizabeñas destacadas y que merecen ser visibilizadas en las principales arterias de esta ciudad, es por eso que hoy hemos convocado a esta acción simbólica, pero para nosotras es de mucho valor dales nombres a esas calles que son los ejes centrales de nuestra ciudad con nombre de estas dos mujeres orizabeñas”, compartió.

Esta mañana, transeúntes se percataron que ahora la calle Francisco I. Madero lleva por nombre Lucrecia Toriz, y la avenida Cristóbal Colón, ahora lleva el nombre de Gloria Arenas Agís, una de ellas exguerrerilla mexicana y ambas luchadoras sociales. Gloria Arenas, honrada con su nombre y por su lucha social en Orizaba, quien aún se encuentra con vida, acompañó a la colectiva llevar a cabo esta actividad.

Ante medios de comunicación, Gloria Elena agradeció a las compañeras activistas por su distinción y reconocimiento de su lucha social en Zongolica. Además, cargando un cartel en mano con la leyenda “10 años de encarcelamiento injusto no caben en esta placa. Coronela Aurora hoy visibilizamos tu valentía”, señaló que fue presa política, sin embargo, si se volviera a repetir la historia, lo volvería a hacer.

La historia de Lucrecia Toríz Ordaz

Lucrecia Toríz Ordaz fue una veracruzana obrera, luchadora socia y una de las percusoras de la Revolución Mexicana. Nació en el municipio de Orizaba en 1867 y murió en Río Blanco, Veracruz, en 1962. A comienzos del siglo XX participó en los eventos previos y posteriores de la Huelga de Río Blanco de 1907, sucesos precursores de la Revolución Mexicana.

De acuerdo con lo documentado de su historia, Lucrecia participó activamente en denunciar las injusticias que se vivían en las fábricas textiles y luchó por la equidad laboral. Gracias a ella y a muchas más mujeres sindicalistas, su derecho al trabajo es una realidad.

En la huelga de Río Blanco de 1907, se desempeñó heroicamente al tomar una bandera y enfrentar al batallón enviado para atacar a las y los trabajadores, evitando con ello una masacre. Los soldados del batallón, dirigidos por el teniente Ignacio Dorado, la agredieron y amenazaron de muerte, al no poner resistencia, el teniente la apresó durante 6 meses.

Gloria Arena Agis “Coronela Aurora”

Gloria Arena Agis “Coronela Aurora” nació el 16 de mayo de 1959 en Orizaba, Veracruz. Tras más de 10 años de haber sido encarcelada, regresó a su ciudad natal y colocar su nombre en una de las principales calles del Pueblo Mágico.

Gloria es una exguerrillera fundadora del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente. Su lucha social nació en el municipio Zongolica, donde junto con su hermana Norma y el esposo de su hermana, Felipe Velasco, organizaron a los campesinos serranos y fundaron el TINAM (Unión de Todos los Pueblos Pobres), para emprender una lucha pacífica en defensa de sus habitantes.

Por su lucha, fue detenida en San Luis Potosí el 22 de octubre de 1999, un día después, la Secretaría de Gobernación anunció la captura y presentó ante medios de comunicación a los dirigentes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).

El 24 de ese mismo mes la ingresaron junto con su esposo Jacobo Silva Nogales y dos personas más al penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México, acusados de crímenes y delitos, entre los que figura el de “Rebelión”, único delito aceptado por Gloria y su esposo. 10 años después, tras haber ganado un proceso de amparo, fue puesta en libertad del penal de Chiconautla, Estado de México, en octubre del 2009.

Digna Ochoa, la abogada defensora de derechos humanos que fue asesinada por su labor

La abogada Digna Ochoa y Plácido, quien dedicó su vida a defender los derechos humanos de poblaciones vulnerables a través del Centro de Derechos Humanos “Miguel Agustín Pro Juárez” (PRODH), hasta que fue asesinada en 2001, haciendo pasar su muerte por un supuesto suicidio.

A pesar de los desafíos económicos, Digna logró obtener una licenciatura en Derecho en la Universidad del Estado y se sabe que desde los primeros años de su carrera, demostró un profundo compromiso con la defensa de los derechos humanos, convirtiéndose en una voz valiente en un país marcado por la injusticia y la impunidad. Es así como en 1988, se unió a un comité nacional que abogaba por el voto democrático, desafiando abiertamente al gobierno en el poder y este fue el inicio de una persecución política que terminó con su vida ya que ese mismo año fue secuestrada y abusada en su domicilio, crímenes que quedaron impunes.

Este traumático evento marcó un punto de inflexión en su vida y en su carrera, impulsándola a redirigir aún más sus esfuerzos hacia la defensa de los derechos humanos. De esta manera, en 1989, comenzó a trabajar en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (PRODH), una asociación civil comprometida con la protección de los derechos fundamentales en México. Durante su tiempo en PRODH, Digna enfrentó numerosos desafíos y peligros, pero nunca renunció a su lucha por la justicia y la equidad. En un momento de búsqueda espiritual, decidió ingresar a un convento en 1991, pero abandonó la vida religiosa antes de hacer sus votos definitivos en 1999, optando por seguir su camino como abogada comprometida con las causas sociales.

A lo largo de su carrera, Digna Ochoa se destacó por su valiente defensa de personas acusadas injustamente, incluido un grupo de más de 30 individuos señalados por incitar actos contra el entonces presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), así como por su participación en la búsqueda de justicia para las víctimas de la masacre de “Aguas Blancas” en 1995.

Sin embargo, su labor la puso en la mira de poderosos intereses, ya que en muchos de los casos que defendió, se vio enfrentada a elementos corruptos dentro de la policía, el ejército y el gobierno, lo que la convirtió en un objetivo constante de amenazas y persecuciones. Su asesinato conmocionó a la comunidad nacional e internacional, dejando un vacío irreparable en la lucha por los derechos humanos en México.

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