El Ejecutivo chino y el Ministerio de Gestión de Emergencias han declarado una respuesta de nivel II después de un sismo que afectó especialmente al condado de Jishisan, en Gansu, y a la ciudad de Haidong, en la vecina Qinghai y dejó al menos 118 muertos y cerca de 400 personas heridas.
Se enviaron médicos y material sanitario a la zona del desastre, así como más de 2,000 bomberos para las tareas de alivio.
El presidente chino, Xi Jinping, ha urgido a las autoridades locales a hacer todos los esfuerzos posibles para tratar a los heridos, reparar la infraestructura y reasentar a los afectados.
Se trata del movimiento telúrico más mortífero en China desde el sucedido en agosto de 2014 en la provincia occidental de Yunnan, pero no llega a la magnitud del sismo en 2008 en la provincia de Sichuan, que dejó al menos 70,000 muertos.
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La prensa local ha señalado que la escasa resistencia sísmica de los edificios en estas regiones y el momento del terremoto durante la noche sin margen de maniobra para realizar una evacuación a tiempo han contribuido a la cifra significativa de víctimas.
118 muertos y cerca de 400 heridos tras un fuerte #Terremoto en el noroeste de #China
— DW Español (@dw_espanol) December 19, 2023
El sismo, de 6,2 grados de magnitud, fue seguido de varias réplicas.
El presidente chino #XiJinping ordenó redoblar los esfuerzos de rescate para reducir al mínimo el número de víctimas./cc pic.twitter.com/YSf5K58Jzc
Se ha enviado suministros, incluyendo tiendas de campaña, camas plegables, edredones y estufas, para cubrir las necesidades básicas de las personas afectadas.
Un análisis preliminar indica que el epicentro se produjo en la zona noreste de la meseta tibetana, una región sísmica frecuente debido a la fricción de las placas tectónicas de Asia e India en el Himalaya.
