
Los ríos y lagunas que rodean Alvarado y Tlacotalpan, en el estado de Veracruz, son hogar de una sorprendente biodiversidad, donde los cocodrilos han logrado mantener su presencia a lo largo de los años. Estos reptiles, que suelen habitar en las aguas tranquilas de la región, han sido avistados con mayor frecuencia en los últimos tiempos, generando asombro y respeto entre pescadores y habitantes locales.
Los cocodrilos de esta zona pertenecen a la especie Crocodylus moreletii, conocida como cocodrilo de pantano, que puede llegar a medir hasta tres metros de longitud. Aunque en general evitan el contacto con los humanos, su presencia ha despertado preocupación, sobre todo en áreas donde la actividad pesquera y turística es constante. Autoridades ambientales han recomendado precaución y el respeto por estos animales, recordando que forman parte del equilibrio ecológico del ecosistema.
Algunos pobladores aseguran que, en los últimos años, el aumento en los avistamientos podría estar relacionado con la reducción de su hábitat natural debido a la expansión urbana y la contaminación de los cuerpos de agua. Esto los obliga a desplazarse a zonas más visibles, donde es más fácil encontrarlos tomando el sol en la orilla de los ríos o nadando cerca de los manglares.
A pesar del temor que pueden generar, los cocodrilos son símbolo del legado natural de Veracruz. La educación ambiental y el monitoreo de su población se han convertido en tareas esenciales para garantizar una convivencia segura entre la comunidad y estos fascinantes reptiles, que han habitado la Tierra desde tiempos prehistóricos y siguen reinando en las aguas del Papaloapan.