
El pulque, una bebida ancestral y emblemática de México, tiene un lugar especial en la cultura de Veracruz. Elaborado a partir de la fermentación del aguamiel extraído del maguey, el pulque ha sido parte fundamental de las tradiciones y celebraciones del estado, especialmente en las regiones montañosas donde el clima favorece el cultivo de esta planta.
En Veracruz, esta bebida no solo se disfruta en su forma tradicional, sino que también se reinventa con variantes que mezclan sabores locales. Entre las más populares se encuentran los “curados”, una preparación que combina el pulque con frutas de temporada como piña, maracuyá y guanábana. Estas combinaciones no solo resaltan la riqueza gastronómica del estado, sino que también hacen del pulque una opción refrescante y atractiva para nuevas generaciones.
Además, comunidades indígenas y campesinas de Veracruz han conservado técnicas ancestrales para su elaboración, transmitiéndolas de generación en generación. Este conocimiento no solo preserva la calidad del pulque, sino que también refuerza el vínculo con las raíces culturales del estado. Muchos productores aún recolectan el aguamiel a mano, manteniendo viva la tradición.
Hoy en día, el pulque y sus variantes no solo son una ventana al pasado, sino también una muestra de la creatividad y diversidad veracruzanas. En ferias y mercados locales, el pulque sigue ganando adeptos, demostrando que esta bebida, lejos de desaparecer, se adapta y evoluciona como símbolo de identidad y orgullo regional.